¿Qué le gusta hacer a Óscar Camacho?

A lo largo de los años, he cambiado mis rutinas y actividades. Antes, cuando era piloto, disfrutaba conocer cada lugar al que viajaba por competencias o eventos. Aunque todavía me gusta viajar, ahora disfruto aún más el tiempo libre, ya que no tengo mis horarios divididos por compromisos laborales.

Poco después de retirarme, me encantaba estar en mi casa en Cúcuta. Compré un terreno para crear un espacio a mi gusto que me brindara tranquilidad. Construí una casa de ensueño en Colombia con el propósito de tener un motivo más para radicarme definitivamente en el país. La casa cuenta con un espacio para hacer ejercicio y un jardín donde puedo tomarme un café.

Recuerdo un viernes por la mañana, después de hacer mi rutina de ejercicio. Mientras revisaba mi correo para monitorear mis inversiones y preparaba el desayuno, me di cuenta de que solo faltaba arreglar algunas cosas que estaban fuera de lugar. Mientras disfrutaba mi café, reflexioné: aunque he visitado muchos lugares alrededor del mundo, conozco poco de Colombia. Decidí organizar la casa, recoger todo y preparar las maletas para el fin de semana. El clima era perfecto, con poca lluvia, así que no sabía si ir en camioneta o en moto. Después de consultar Google Maps, opté por la moto, pues sería más fácil de manejar y guardar en un hotel local.

Arranqué mi viaje alrededor de las 11 de la mañana con la intención de recorrer dos pueblos ese día, tres al día siguiente, y uno o dos más el domingo. Aunque tenía un plan, no tenía prisa y podía extender mi viaje más allá de los tres días previstos. Me dirigí al primer pueblo, Abrego. Disfruté del paisaje en el camino y almorcé en un restaurante típico recomendado. La comida era excelente y, para disfrutar más del pueblo, decidí comer un postre y tomar café. Cuando era hora de continuar, ya eran las 4 de la tarde y la distancia al siguiente pueblo era considerable, así que decidí quedarme en Abrego. Busqué un hotel, dejé mis cosas y la moto, y salí a caminar para conocer más del lugar.

El sábado me levanté temprano, desayuné en el hotel y me preparé para hacer el check-out. Me sentía enérgico y contento, ya que había disfrutado mucho de la visita al pueblo. Después de comer un perro caliente que satisfizo mi antojo, continué mi viaje hacia Arboledas. Al llegar, hice lo que hacen todos los turistas: me detuve, descansé, estiré y pregunté qué había para conocer en el pueblo. Me recomendaron visitar el páramo de Santurbán, que queda algo alejado pero accesible.

El Páramo de Santurbán es un lugar muy atractivo, situado entre los departamentos de Santander y Norte de Santander. Para quienes lo visitan por primera vez, hay empresas que ofrecen recorridos y paquetes, y los residentes locales pueden aconsejar sobre la mejor opción.

Pensé en ir al páramo, pero eso habría cambiado mis planes y extendido mi viaje uno o dos días más. Dado que ya tenía actividades programadas para la semana siguiente, decidí continuar hacia el siguiente pueblo programado.

A las 3:30 de la tarde llegué a Cucutilla, Norte de Santander. La distancia entre los dos pueblos no era mucha, y disfruté del trayecto, me permitió desconectarme de las preocupaciones diarias. Al llegar, busqué un hotel, dejé mi moto y equipaje, y salí a almorzar, tomar un café y explorar el pueblo.

Me desperté a las 6 de la mañana para organizar mis cosas y preparar la moto. Después del desayuno, hice el check-out y partí hacia Pamplona, Norte de Santander. Salí a las 9 de la mañana, sin prisa, y solo hice una parada para estirar y tomar algo. Durante el trayecto, me sentí tranquilo y feliz, disfrutando cada momento después de mi carrera como piloto. Llegué a Pamplona alrededor de las 12 del mediodía, y tenía planes para un día y medio más de viaje, lo cual no me preocupaba, ya que valía la pena.

Después de almorzar, fui al hotel a registrarme y dejar mis cosas. Investigué en Google las actividades disponibles en el pueblo y me costó decidir entre las opciones, pero por falta de tiempo, solo pude escoger uno o dos planes para disfrutar. Elegí visitar el Parque Nacional de Chicamocha, un lugar que me permitiría descansar y disfrutar de la naturaleza. Al día siguiente, decidí hacer parapente en el Gran Cañón del Chicamocha, una experiencia increíble que repetiría sin dudar.

Regresé al pueblo para descansar y conocer más el lugar. Me contuve de hacer más actividades extremas para dar un respiro a mi cuerpo y mente. Esa tarde, caminé por el centro del pueblo y capturé imágenes con mi dron, mi pequeño hobby.

Al siguiente día, me levanté alrededor de las 8 de la mañana, me arreglé y preparé mis cosas para el desayuno. No tenía prisa ni un horario fijo para salir. Planeaba hacer paradas para descansar, almorzar y estirar, sin entrar a otros pueblos en el camino. Hice el check-out, me subí a mi moto y partí. Aproveché para capturar algunas tomas con el dron durante el recorrido. Disfruté cada momento del viaje, algo que nunca había experimentado, ni siquiera en otros países.

Durante el trayecto de regreso, me di cuenta de todo lo que me había estado perdiendo en estos años. No me arrepiento de lo que he hecho, pero sentí que quedarme en el lugar soñado me daba tranquilidad y alegría. Al llegar a casa, aunque cansado, me sentí feliz y en paz. Quería repetir una experiencia como esta y no veía la hora de iniciar una nueva ruta.

En resumen, lo que más me gusta hacer es viajar por Colombia, hacer tomas con mi dron, y conocer mi país. Aunque no soy un experto, aprendo cada día más. Hoy, visitar Colombia se ha convertido en mi prioridad y la mejor recomendación para quienes me preguntan sobre destinos para viajar.

Te dejo una guía sobre todos los planes que puedes hacer

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