¿Qué estudió Óscar Camacho?

Como siempre me gustaron los aviones, siempre leía libros sobre aviación, ya tenía mucho conocimiento en mi cabeza, pero cuando acabé el colegio, tuve que enfrentar el momento que a todos nos daba nervios, elegir cuál iba a ser mi futuro. Estudiar aviación, de manera directa en esos momentos implicaba salir del país más el gasto de la academia.

Encontré una academia que me certificó como tecnólogo en conceptos claves de aviación, incluso, aprendí las partes de un avión, allí, entendí mucho más a fondo el funcionamiento por completo de un avión, además, supe que cada avión tenía diferentes funcionamientos y formas de manejo, ya que su peso y tamaño requiere diferentes técnicas y formas de vuelo.

Al finalizar el curso, tuve el mejor reconocimiento del final del curso y siempre tuve el mejor promedio de la clase, como ya había tenía conocimientos, lo único que sentí que hice, fue pulir y ampliar mis conocimientos técnicos.

Dos semanas después de que se acabó el curso, estaba pensando cuál era el siguiente paso, pues ya tenía el conocimiento y el certificado que me permitía trabajar en ese mundo, pero no de la manera en la que yo quería. Un día, buscando academias de vuelo, vi un anuncio en el que estaban dando becas para estudiar y formarme como piloto. Obviamente, eran cupos limitados, tenía que presentar una prueba en la que tenía que demostrar todos mis conocimientos para poder ser uno de los tres becados que hubo ese año.

Fueron dos semanas de espera, estaba nervioso, la carta con el resultado iba a llegar y esa era mi oportunidad para estar más cerca de mi sueño de ser piloto. El día en el que la carta llegó tenía nervios de leer el resultado, sin embargo, mis papás fueron quienes abrieron y leyeron la carta, no lo hicieron en voz alta, leyeron, me miraron y me abrazaron, con esa reacción supe el resultado sin necesidad de leer la carta.

Tuve dos meses para alistar todos los documentos que me pedía en la academia, además ese era el tiempo que tenía antes de iniciar clases. Esos nervios fueron diferentes, tenía mucha presión, tenía que tener un promedio general por encima de 4.0 sobre 5.0, si no mantenía esas calificaciones perdía la beca y eso pudo ocasionar el fin de mi carrera.

Siempre mostré mucho interés, además de la emoción de estar estudiando lo que siempre soñé. Todos llegaron emocionados el primer día pensando que iban a subirse a pilotar un avión sin tener una preparación técnica antes. Como yo ya había adquirido conocimiento previo sobre lo técnico, era uno de los más preparados del curso, fui a quien primero subieron a pilotar un avión. Entendía muy rápido las técnicas de vuelo, tan así, que entre todos los profesores se pusieron de acuerdo para enseñarme acrobacias de vuelo. Ese fue el inicio de mi carrera.

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